Cuando pensamos en computadoras, no podemos dejar de asociarlas a Internet. Es probable que Internet sea la tecnología que más cambios produjo a lo largo de la historia, reformando de manera sorprendente el área comercial, los medios de comunicación, el entretenimiento y la sociedad en general. Sin embargo, a pesar de su poder y su amplia expansión, existen todavía importantes segmentos de la población que no pueden acceder a esta nueva tecnología. La llamada “brecha digital” es uno de los límites más importantes cuando se habla de Internet.
La opinión más común acerca de Internet es que ofrece importantes beneficios en cuanto a que permite el acceso a una amplia gama de conocimientos en información y posibilita el aprendizaje en todos lo niveles, en cualquier momento, lugar y ritmo. Esto constituye una indiscutible realidad práctica para hombres, mujeres y niños. Teniendo en cuenta esta circunstancia, la Comisión de Educación del Gobierno de Estados Unidos, elaboró un informe sobre las necesidades y usos de la red.
Uno de los puntos del informe fue que, más allá de las posibilidades y promesas de Internet, es fundamental tener en cuenta que al NO poder acceder a la red, millones de personas no saben cómo usar esta nueva herramienta, y no pueden insertarse en la gran red global del conocimiento.
Quienes estén en esta situación no sabrán, probablemente, cómo lidiar con la moneda corriente de este nuevo sistema: la información; no sabrán cómo buscarla, cómo manejarla, cómo tratarla, ni cómo invertirla para su futuro uso. Estas personas, que ya están en riesgo, quedarán totalmente marginadas en el nuevo sistema emergente.
Burbules y Callister (*) reflexionan sobre el tema del acceso, y señalan que tener acceso NO significa sólo contar con una forma de utilizar ordenadores y una conexión a Internet. El “acceso”debe ser considerado como un objetivo social mucho más complejo, que abarca varios niveles. Vinculan aquí dos factores que encuentran estrechamente relacionados: Las cuestiones del acceso, o quién puede utilizar Internet (quién puede comprar una computadora, quién puede conseguir una conexión, quién sabe operar los programas), y las cuestiones de la credibilidad (quién es capaz de interpretar lo que encuentra en la Red, discernir qué sirve y qué no, obtener confianza y notoriedad como proveedor de información).Si un usuario no logra participar eficazmente en todas las oportunidades que ofrece Internet, no se puede decir que tenga “acceso”a la Red, aun cuando posea un ordenador y esté conectado; los usuarios que no distinguen lo útil de lo inútil carecen de “credibilidad”y de los medios para evaluar la credibilidad de lo que encuentran.
- Sin embargo, la educación basada en la red es sólo el comienzo y una emergente gran promesa para el futuro. Hay algunas cuestiones básicas que deben tenerse en consideración para que la implementación de las tecnologías funcione, sino estaríamos haciendo más o menos lo mismo , y lo que es peor, no estaríamos haciendo nada porque las nuevas tecnologías tienen carcterísticas que les con propias. En este sentido, son necesarios:
- Un buen acceso de conexión a la red en las escuelas.
- Una guía completa, o un proceso serio de capacitación docente en el uso de las tecnologías,
- Comprensión de que cada alumno aprende de un modo diferente y que esto se intensifica con Internet.
- Presencia de contenidos que hagan más eficaz las poderosas capacidades de la web.
Nota: Este es un extracto del workshop «Nuevos recursos Didácticos : Internet y procesadores de texto» que dí en la sala de Informática de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación para docentes en áreas humanísticas.(2001)
(*) «Riesgos y Promesas de las Nuevas Tecnologías de la Información» Capítulo 2 pp. 41
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